
Septiembre es el Mes de Concientización del Cáncer Infantil, un momento crucial para unirnos y aumentar la conciencia sobre los desafíos que enfrentan los niños y sus familias en la lucha contra el cáncer. Este mes nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la importancia del diagnóstico temprano, el acceso a tratamientos adecuados y el apoyo emocional que todos los niños merecen. En Kindoc, estamos comprometidos a brindar información valiosa y recursos para ayudar a las familias a navegar este difícil camino. Acompáñanos mientras exploramos cómo podemos hacer una diferencia y ofrecer esperanza a los pequeños guerreros que enfrentan esta batalla.
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Tipos más comunes de cáncer infantil
Leucemia
La leucemia es el tipo de cáncer más común en los niños, representando aproximadamente un 28% de todos los cánceres infantiles. Este cáncer afecta a la sangre y a la médula ósea, donde se forman las células sanguíneas. Las dos formas principales de leucemia en niños son la leucemia linfoblástica aguda (LLA) y la leucemia mieloide aguda (LMA). Los síntomas pueden incluir fatiga, moretones o sangrado fácil, infecciones frecuentes, fiebre, y dolor en los huesos o las articulaciones.
Tumores cerebrales y del sistema nervioso central (SNC)
Estos representan alrededor del 26% de los cánceres infantiles. Los tumores cerebrales más comunes en niños incluyen los gliomas, los astrocitomas, y los meduloblastomas. Los síntomas varían según la ubicación del tumor, pero pueden incluir dolores de cabeza persistentes, vómitos, problemas de visión, cambios en el comportamiento, problemas de equilibrio y coordinación, y convulsiones.
Linfoma
El linfoma afecta al sistema linfático, que es parte del sistema inmunológico del cuerpo. Hay dos tipos principales de linfoma en niños: el linfoma de Hodgkin (LH) y el linfoma no Hodgkin (LNH). Los linfomas representan aproximadamente el 8% de los cánceres infantiles. Los síntomas pueden incluir ganglios linfáticos inflamados (en el cuello, las axilas o la ingle), fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso inexplicable y fatiga.
Neuroblastoma
Este cáncer se desarrolla a partir de células nerviosas inmaduras y suele encontrarse en las glándulas suprarrenales, aunque también puede presentarse en otras áreas del abdomen, el cuello, el pecho y la pelvis. Es más común en niños menores de 5 años y representa alrededor del 6% de los cánceres infantiles. Los síntomas pueden incluir un bulto en el abdomen, dolor óseo, fiebre, y pérdida de peso.
Tumor de Wilms (nefroblastoma)
Este es un tipo de cáncer renal que generalmente afecta a niños de entre 3 y 4 años y es raro en niños mayores de 6 años. Representa aproximadamente el 5% de los cánceres infantiles. Los síntomas comunes incluyen un bulto en el abdomen, dolor abdominal, fiebre, sangre en la orina y pérdida de apetito.

El diagnóstico temprano del cáncer infantil es fundamental para mejorar las probabilidades de curación y ofrecer una mejor calidad de vida a los niños afectados. Detectar el cáncer en sus primeras etapas permite que los tratamientos sean más eficaces y menos invasivos, ya que la enfermedad no ha tenido tiempo de diseminarse a otras partes del cuerpo. Esto significa que los niños pueden recibir intervenciones menos agresivas, reduciendo el riesgo de efectos secundarios a largo plazo, como problemas de crecimiento, daño a órganos, o complicaciones que pueden afectar su desarrollo a futuro.
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Además, un diagnóstico temprano brinda la oportunidad de iniciar el tratamiento antes de que el cáncer cause síntomas severos o ponga en riesgo la vida del niño. También facilita un manejo más efectivo del dolor y otros síntomas, lo que contribuye a que el niño y su familia puedan enfrentar la enfermedad con menos angustia y sufrimiento. Las familias pueden acceder más rápidamente a servicios de apoyo, como consejería y grupos de apoyo, que son vitales para el bienestar emocional durante un tiempo tan desafiante.

El mes de concientización del cáncer infantil nos recuerda la importancia de unirnos como comunidad para apoyar a los niños y sus familias que enfrentan esta difícil batalla. A través de la educación y la sensibilización, podemos fomentar el diagnóstico temprano, mejorar el acceso a tratamientos adecuados y apoyar la investigación en busca de mejores soluciones. Cada gesto cuenta: desde aprender sobre los signos de alerta hasta donar tiempo o recursos a organizaciones dedicadas a esta causa.