El Trastorno Obsesivo Compulsivo, conocido como TOC, es mucho más que el deseo de tener todo en orden o de lavarse las manos con frecuencia. Se trata de una condición de salud mental que puede generar mucha ansiedad y afectar la vida diaria de quienes la viven. En niños, niñas y adolescentes, el TOC puede manifestarse de distintas formas y muchas veces pasa desapercibido o se confunde con conductas comunes de la infancia.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad. En los niños, suele manifestarse como una preocupación constante por cosas que podrían ser peligrosas, incorrectas, sucias o simplemente “no estar bien”. A veces, también sienten que si no hacen algo, podría pasar algo malo.

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Los niños con TOC experimentan pensamientos o imágenes repetitivas que les generan angustia. Estos pensamientos se conocen como obsesiones y pueden ser difíciles de controlar o hacer desaparecer. Algunos niños, por ejemplo, se preocupan mucho por el orden, por perder objetos o por la necesidad de conservar cosas que otros consideran sin valor.

Para calmar estas obsesiones, muchos niños sienten que deben hacer ciertas acciones una y otra vez. A esto se le llama compulsiones o rituales, y pueden incluir desde lavarse las manos repetidamente, hasta contar cosas o revisar que todo esté “en orden”. Aunque a veces no pueden explicar por qué lo hacen, para ellos estos rituales funcionan como una manera de reducir la ansiedad o sentirse más tranquilos.

Es importante saber que muchos niños con TOC reconocen que estas acciones no son realmente necesarias, pero aún así sienten que no pueden evitarlas. A largo plazo, repetir estos rituales puede hacer que las obsesiones regresen con más fuerza y el ciclo se repita.

¿Por qué aparece el TOC en los niños?

Aunque aún no se conoce con exactitud qué causa el TOC, los expertos han logrado avances importantes para entenderlo mejor. Lo que sí sabemos es que este trastorno no es culpa del niño ni de los padres. Es un problema real que ocurre en el cerebro, y que necesita atención y acompañamiento.

Una de las teorías más aceptadas es que el TOC está relacionado con un desequilibrio en un químico del cerebro llamado serotonina, que se encarga de enviar señales entre las neuronas. Cuando el flujo de serotonina no funciona como debería, el “sistema de alarma” del cerebro se activa sin razón real. Es como si recibiera falsas señales de peligro y no pudiera filtrarlas correctamente, generando pensamientos, miedos o dudas que no corresponden con la realidad.

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Es muy importante tener en cuenta que el TOC no es algo que los niños puedan controlar simplemente “echándole ganas”. Así como no le pediríamos a un niño con asma que respire mejor por su cuenta, tampoco podemos esperar que alguien con TOC deje de tener pensamientos o rituales obsesivos solo con fuerza de voluntad.

¿Cómo saber si mi hijo podría tener TOC?

Detectar el TOC en los niños no siempre es sencillo. Muchas veces, los pequeños tratan de ocultar sus pensamientos o rituales porque se sienten confundidos o avergonzados, y es común que pasen meses —incluso años— antes de que los papás noten que algo pasa. En algunos casos, el niño puede no mostrar estos comportamientos en la escuela, lo que hace que parezca una etapa pasajera.

Pero cuando un niño con TOC intenta ignorar o controlar sus pensamientos o rituales, lo que realmente siente es ansiedad. Algunos incluso pueden pensar que se están “volviendo locos” o que algo malo les pasa, y por eso intentan incluir estos rituales dentro de su rutina diaria para que pasen desapercibidos. Con el tiempo, estos comportamientos se vuelven más difíciles de ocultar y también de controlar.

También es frecuente que haya berrinches o comportamientos difíciles cuando los padres no participan en los rituales. En muchos casos, estas señales —más que el TOC en sí— son las que llevan a las familias a buscar ayuda.

Si te estás preguntando si tu hijo podría estar viviendo con TOC, aquí hay algunas señales a las que puedes estar atento:

  • Manos muy resecas o heridas por lavarse demasiado

     

  • Uso excesivo de jabón, papel higiénico o productos de limpieza

     

  • Recibos o cuentas de agua inusualmente altas

     

  • Bajón repentino en sus calificaciones escolares

     

  • Tarda mucho tiempo en terminar tareas o no puede concentrarse

     

  • Borra tanto en los cuadernos que rompe las hojas

     

  • Te pide que repitas frases o respondas la misma pregunta una y otra vez

     

  • Miedo constante a enfermarse

     

  • Mucha más ropa sucia de lo habitual

     

  • Le cuesta mucho trabajo prepararse para dormir

     

  • Tiene pensamientos repetitivos de que algo malo va a pasar

     

  • Revisa con frecuencia la salud de los demás

     

  • No quiere salir al mismo tiempo que otros miembros de la familia

Acompañar a un niño que vive con TOC puede ser todo un reto, pero también una oportunidad para fortalecer el vínculo familiar desde la empatía, la paciencia y el conocimiento. Recordemos que el TOC no define a nuestros hijos ni es algo que hayan elegido tener. Con el tratamiento adecuado, apoyo constante y la información correcta, es posible ver avances significativos y lograr que el niño recupere su bienestar.